El pasado 19 de abril ha tenido lugar el rececho del corzo sorteado por Club Tierra de caza entre sus socios y que recayó en José Luis Cánovas
Todos los aficionados a la caza de nuestro pequeño ungulado saben que este año, probablemente motivado por el largo invierno, el comportamiento estacional de esta especie va muy retrasado. Se aprecian muchos machos juntos cuando lo natural a estas alturas es que los ejemplares de mayor rango y edad hayan expulsado de su territorio a los mas noveles, el porcentaje de individuos con borra es enorme y los desplazamientos en busca de la conquista territorial escasos.
Por ello, la jornada que empleamos para el rececho fue de enorme dificultad, con pocos avistamientos de individuos en el rango de edad y calidad que buscábamos y teniendo que cubrir mucho terreno.
Pese a todo, tuvimos una clara opción por la mañana de un preciosos ejemplar que lucía un espectacular trofeo que seguro tocaba metal. Tras lograr aproximarnos a 120 m. el aire giró a la espalda, en traicionera racha, que acabó con nuestras esperanzas y desvelos… pero había que continuar.
Una comida rápida a base de chuletillas de cordero y ensalada en Casa Rufino dio paso a una merecida siesta, y manos a la obra de nuevo.
A eso de las ocho de la tarde no asomábamos a una siembra que sabíamos tomada y, por fin, la suerte nos acompañaba.
Un precioso ejemplar trotaba alegremente desde el centro de la pradera hacia el borde contrario al que nos encontrábamos. Medimos distancia, 260 metros canta el telémetro… José Luis se apresta al disparo pero este se hace imposible al perder la visión.
Decidimos mejorarnos rápidamente a través de un espeso cerrado de pinos y, tras unos metros interminable al raso y sin protección, nos tumbamos en el suelo al borde de la siembra. La visión es perfecta, medimos de nuevo y 160 m. Hay que ser rápidos o lo perdemos en un montarral de chaparras muy cerrado. José Luis dispara y claramente escucho el característico sonido cuando el proyectil alcanza su objetivo, estoy seguro que tenemos corzo y felicito al cazador.
Ya en el tiro vemos la sangre adentrándose en el monte, es la hora de “La Pepa”… Mi inseparable Teckel da con el bonito ejemplar en apenas cien metros de impecable rastreo.
Abrazos de alegría y una enorme satisfacción por el broche final a una difícil jornada de caza tras el duende del bosque.
¡Felicidades José Luis! y esperamos que hayas disfrutado tanto como nosotros.
Pepe Juan de La Moneda